Capítulo: La escala en Houston: Panqueques, SOLO Panqueques

¡Apurate gueona! ¡Tenemos dos horas para subir al siguiente avión y necesitamos comer panqueques con syrup una última vez antes de llegar a Chile, o si no NUNCA MÁS vas a poder comer clásicos panqueques gringos! ¿Cómo no va a haber algún lugar por aquí cerca, en este enorme aeropuerto, que venda panqueques a estas horas de la noche? ¡Son gringos!, comen panqueques todo el día ¿o no? Se dice la Flaca mientras corre por el aeropuerto de Houston buscando panqueques para comer, ya que se le metió en la cabeza que tenía que comer eso, y SOLO eso, ahora en este momento DE SU VIDA, y cuando tiene una idea de comer algo específico en la cabeza, no descansa hasta que lo pilla.

La escena se repetía casi de la misma manera como había sucedido la vez anterior cuando tuvo que hacer escala en Houston. La diferencia estaba en que la vez pasada no había panqueques en su mente y el apremio del tiempo era real. El largo papeleo de policía internacional la había retrasado tanto que había tenido que correr por todo el aeropuerto tratando de alcanzar a llegar a tiempo a su segundo vuelo con destino a Virginia, donde su Tía querida la esperaría. Esa vez, tenía hambre, mucha hambre, pero no pudo detenerse en ningún lugar ni si quiera para comprarse un Latte o un Capuchino. No. Esa vez tuvo que esperar a subirse al avión para poder recién comprarse un desayuno, ya arriba de este, que estuviera dentro de sus parámetros de lo conocido (o sea, algo que fuera lo más similar a lo que normalmente come en el desayuno, para no correr el riesgo de consumir calorías demás, debido al desorden accidental de su hábito diario de comer exactamente lo mismo todas las mañanas). El hambre la apremiaba aquella vez, le dolía. Desde que la Flaca comenzó su tratamiento para la Anorexia, sus esquemas y tiempos de alimentación se han vuelto tan rigurosos (cayendo en la obsesión), que si llega a atrasarse con alguna comida, inmediatamente comienza a sentir un hambre voraz que la hace ponerse tensa, la angustia y hasta la hace sentir dolor en su zona abdominal, como si su cuerpo aún estuviera traumatizado y sintiera pavor con el solo atisbo de que exista la posibilidad de volver a no recibir alimentos por un laaaargo periodo de tiempo. Así que sí, la Flaca se moría de hambre en aquel momento, y una vez pudo comprarse un Porridge de avena, granola y mermelada de moras, se sintió tan aliviada que casi pudo llorar de alegría por al fin poder sentir un calorcito en su estómago vacío.

Ahora la situación era diferente. Ahora la Flaca había llegado con tiempo a su puerta para abordar su segundo avión y aún tenía dos horas de sobra para esto. Tampoco estaba ahora con un hambre voraz que la desesperaba, solo un "pequeño" antojo. Así que decidió que se dispondría en su misión de vida o muerte de ENCONTRAR PANQUEQUES O MORIR EN EL INTENTO. ¿Por qué era tan relevante poder satisfacer este antojo? ¿Por qué resultaba tan significativo este hecho en la vida de la Flaca? Hay otras cosas más importantes en la vida, ¿Por qué la Flaca se desvive en satisfacer algo que podría ser tan pasajero como comer y preocuparse por otras cosas de mayor relevancia en su vida? En fin, pueden ser muchas las cosas a las cuales la Flaca quiere hacer "la vista gorda" en su vida, cosas que hablan de sus propios problemas internos. Pero a ella no le importaba. Lo importante en ese momento era: Comer panqueques, comer de esos clásicos panqueques con syrup que no se permitió comer con toda el ansia que ella hubiese querido durante su estadía en los Estados Unidos. Ella sabe que se lo restringió, que fue dura consigo misma y que se hizo un fuerte juicio por tener la necesidad de comer de esos deliciosos panqueques, así que casi no lo hizo. Ahora, siendo sus últimas horas en el país, luego de haber tenido que adelantar su vuelo debido a que la pandemia del Coronavirus en el mundo, estaba causando grandes y terribles estragos, no solo en Estados Unidos, sino que también en Chile y era muy posible que las fronteras se fueran a cerrar, tenía su última oportunidad de comer por, quien sabe cuánto tiempo más, una de sus comidas favoritas: un desayuno con panqueques estilo gringo.

Panqueques, panqueques, panqueques, panqueques estilo gringo, panqueques con syrup, panqueques, panqueques calentitos, panqueques como desayuno, desayuno de panqueques, desayuno de panqueques a las nueve de la noche, panqueques, panqueques... era lo único que era capaz de pensar la Flaca mientras se paseaba de un local a otro preguntando Hi, sorry to bother you but do you have pancakes here?... No?... Do you know where I can find a place that can sell me pancakes?... There is no place at this time of the day that can sell me pancakes? How is that possible? Are you gringos or what, you fucking son of a bitch?! Bueno, eso último no lo dijo a la cara de esas personas pero por lo menos lo pensó. No podía creer que siendo aún Estados Unidos no hubiera un lugar que vendiera panqueques durante todo el día y toda la noche. Incluso un local estilo Dinner dentro del aeropuerto, no tenía panqueques, y esos son los clásicos lugares que siempre, SIEMPRE tienen panqueques a toda hora. Para mas remate ESTABAN CERRANDO. Esto no puede ser... Esto no puede ser, se decía la Flaca mientras continuaba caminando a pasos agigantados por los distintos locales de comida del aeropuerto. En un momento llego a pensar en falsear un panqueque. Sí, falsear. Quizá comprarse un bagel en algún local y en otro, quizá un Starbucks, pedir que le vendan caramelo, de ese que le echan al café, en un vaso y así podría de alguna manera tener una seudo experiencia de clásicos panqueques gringos. Pero cuando una vez más se vio a sí misma maquinando un plan de loca (porque así se estaba comportando, como una loca. Si le hubiera comentado a cualquier persona de su súper plan de falsificar un pancake con syrup, hubieran pensado, ok... niña loca del aeropuerto, mejor nos alejaremos de ti), decidió desistir de su búsqueda y contentarse con la idea de que podría comprarse un café en el Starbucks tamaño extra grande, ya que no estaría consumiendo la cantidad de calorías que se había programado a consumir una vez ya había decidido comer panqueques, y disfrutar de una ricas galletas que andaba trayendo en su mochila. Evidentemente la Flaca tenía un plan de reserva. Si hay algo por lo que la Flaca es conocida, es por tener un plan de "por si acaso llegara a suceder algo completamente opuesto a lo que había pensado". Así que la Flaca, se compró un Capuccino tamaño extra grande y se sentó a comer sus galletas favoritas que se trajo de Virginia, las llamadas "Belvita" que son cuatro pequeñas galletas con arándanos entre medio. Una delicia. Cierto que no eran los panqueques que ella esperaba, pero por lo menos era algo que disfrutaba completamente. Tan sencillo como eso, solo comer, satisfacer la necesidad nutricional para el funcionamiento biológico normal de aquel momento y seguir con la vida. Nada más que eso. Sin darle mayores vueltas al asunto.

Antes de subir al avión, la Flaca se pasea una vez más por el aeropuerto, tratando de matar el tiempo, y tratando de apagar el hambre que se le había despertado con esa pequeña merienda que se había dado (no podía ser que tuviera hambre luego de comer, eso no es normal se decía, ¿Habrá algo malo conmigo?), y descubre otra de sus comidas favoritas para el desayuno que los gringos tienen en su país: LOS RAISIN BRAN. ¡Oh, dios! ¡Cómo ama la Flaca esos cereales! Y los encontró aquí, en el aeropuerto, en formato individual, en unos pequeños potes con la medida justa para comer al desayuno. Decidido, me llevo dos para Chile. Ok, no. Me llevaré tres, sí, tres, con eso tengo suficiente y es la cantidad justa para que me quepan en la mochila sin problemas. La Flaca los compra y se va a sentar. Aaah, veo que me queda más espacio en la mochila de lo que pensé... Ok, comprare uno más que sea. La Flaca se vuelve a parar y busca los Raisin Bran nuevamente. Aquí están. Ok, uno más. Pero... igual me podría caber al menos uno más en la mochila. Ok, me llevo dos más. Pero... quizá este puede ser un buen momento para probar otro sabor de cereal, y esos Cheerios de miel se ven ricos también... Y ya me estaría llevando cuatro Raisin Bran, o sea, ¡Sí! Ok, decidido, me llevare los cuatro Raisin Bran y un Cheerios para probar.

La Flaca paga sus productos y se va a sentar. Observa su mochila llena de comida. ¿Me estaré llevando muchas cosas?, se dice. No, está perfecto. Incluso hasta podría comprarme un par de Raisin Bran más y así... ¡Group number three, please start boarding! (o algo así se escucha cerca de ella). Ok, sí, ya mejor me voy. Ha sido mucha comida en mi mente por hoy. Hasta luego, deliciosos y estúpidos panqueques gringos con syrup.


© 2020 Fernanda Cancino Espinosa. Todos los derechos reservados. Foto por Andrés Orosco.
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