Capítulo: La Flaca y la superación del Ensure

A veces es como si fuera el máximo desafío que enfrenta durante el día. Terminarlo. ¿Cómo lograr terminar todo su Ensure? Lograr que el vaso quede vacío y no caer en la tentación de botar parte de él en el lavamanos del baño.

Ocurre algo muy incoherente cuando hablamos de la relación de la Flaca con el Ensure. Por una parte, el hecho de que sea un suplemento, es algo que la agobia hasta más no poder, ya que es algo añadido, un "extra", un concentrado nutricional alto en calorías y en muchas otras cosas más (pero las calorías son lo que más le afectan), que le impiden poder disfrutar o entregarse con mayor seguridad al resto de las comidas que consume en el día. Esto porque debido al hecho de consumir su suplemento, ella calcula que, según lo que se permite en cantidad de calorías al día, se ven reducidas sus siguientes porciones de alimentos debido al uso del susodicho, y eso evidentemente la angustia. Pero, por otra parte, a la Flaca le encanta el Ensure. Sí, lo admite. Le encanta. Tiene un sabor tan rico a vainilla y a chocolate, y cuando su Madre lo deja preparado y queda guardado en el refrigerador, al momento de servírselo, esta heladito y con una textura ha batido de leche delicioso. La Flaca disfruta mucho el momento del Ensure, pero en su interior se debate qué tanto de éste puede consumir para "permitirse" así comer tranquilamente el resto de sus comidas del día. Es ahí cuando comienza a ver distintas estrategias para lograr disfrutar el Ensure, sin al mismo tiempo consumirlo en su totalidad.

  • Los días en que en el horario del Ensure le toca además una pequeña ración de frutos secos, la Flaca hace dos cosas para adecuarse al consumo "permitido" (según ella y sus cálculos) de sus alimentos. Parte con tomarse el Ensure hasta un poco antes de que la espuma que éste genera se acumule en el fondo. Ahí se detiene dejando un concho del suplemento en el fondo del vaso que, sumado a la espuma que aún no se desase (que para ella es parte de la mezcla y de la porción de este), constituyen "la ración" del Ensure que ella no consume, y por ende las calorías menos que no consume, y que le permiten poder comer más tranquilamente la porción de frutos secos que le toca en ese horario (a la cual también le saca un poco, ya que considera que su madre le da demasiados frutos secos cuando en realidad debería ser una porción más pequeña. Esto según los rollos que ella se pasa en la cabeza de lo que le corresponde comer o no). El resto del suplemento lo bota en el lavamanos del baño como una ninja: corre a este, se fija que su madre no este próxima a entrar en la habitación, lo bota todo y da a correr el agua para que no quede ningún rastro.
  • Para los días en que no le corresponden frutos secos con el Ensure, la Flaca se encarga de poder consumirlo todo. Pero esto no es del todo honesto. En primer lugar, si es ella quien se lo sirve desde la botella donde lo mezcla, se preocupa de que el ultimo concho de espuma quede en ésta, para luego botarlo en el lavaplatos de la cocina. Es un concho mínimo, pero la Flaca sabe que lo hace con la mentalidad de compensar, y eso la tranquiliza. En segundo lugar, una vez tiene todo su Ensure servido en el vaso, se lo toma hasta más allá de la espuma que queda en el fondo, pero de todas maneras deja un poco de esta, en lo que se podría decir "el raspado" del vaso, cosa que también la Flaca lo hace a conciencia de poder compensar, aunque sea un poco, y sentir que no está consumiendo todas las calorías del suplemento.
  • También están los momentos en que, debido a que sale a su sesión con la psicóloga o a misa justo en el horario en que debe tomárselo, debe ingerirlo directamente de la botella en donde lo prepara para poder transportarlo con ella. Aquí hace un poco lo mismo, lo consume hasta que quede el raspado de espuma en la botella. Aunque, para los días en que se haya más tensa, inquieta o insegura respecto a sí misma, en relación a lo que come o a su cuerpo que está cambiando, la Flaca hace lo siguiente: saliendo de la sesión de la psicóloga, finge ir al baño para hacer pipí, pero en realidad lo que hace es botar una buena parte del Ensure en el lavamanos. Lo mismo cuando se trata de la misa: deja un poco más de lo de la espuma en el fondo de la botella y apenas llegan a la casa, la Flaca sube al segundo piso a dejar sus cosas y bota todo eso en el baño, nuevamente, como una ninja.

En fin, la superación de la Flaca respecto a consumir o no el Ensure, su suplemento salvador, es algo que le ha costado de sobremanera y no deja de hacerla sentir culpable cada vez que bota una parte de él en el baño, por un lado, porque le gusta y le gustaría poder disfrutarlo con libertad y en su totalidad, y por otro, porque a la Flaca no le gusta botar comida, le da pena, siente que es como perderla en vez de "hacer uso" de ella. En otras palabras, siente como si estuviera abrazando la carencia de la comida al botarla, siente como si se sintiera más cómoda haciendo eso, perdiendo comida, viviendo de carencias, que aceptando la abundancia y sintiéndose merecedora y agradecida de comer o beber un alimento en su plenitud y completitud (no sé si esta última será una palabra real, pero la aplicaremos igual).

Por eso siente culpa al botarlo, aunque sea una parte pequeña. Pero quiere hacerlo mejor. La Flaca trata, cada día, a cada momento del Ensure, poder atreverse a dar un poquito más y consumir y disfrutar un poco más de este; evitar las excusas. ¿Ya mencioné que también cuando deja "el raspado" de espuma en el vaso en se sirvió el Ensure, lleva este último rápidamente al lavaplatos y lo deja medio ladeado junto al resto de la loza sucia para que "pase piola" su trampilla, entremedio de todos los otros trastos sucios? Bueno, creo que se entiende, eso también lo hace.

Por lo menos a la Flaca le gusta creer que cada día trata de hacer lo mejor que puede y que cada vez consume un poco más tranquilamente este suplemento, el cual ella sabe muy bien en la profundidad (y en la verdad) de su ser, que lo goza mucho y que sinceramente le gusta. Ya llegará el día en que pueda consumirlo sin cuestionar la cantidad de éste, ni su cuerpo, ni su instinto. Eso le gusta creer a ella: que algún día podrá consumirlo sin importarle nada de su composición nutricional, ni de la "misión" que cumple en su cuerpo, el que es nutrirla y ayudarla a subir de peso y recuperar masa en general. Que algún día podrá gozar de él en plena concordancia con su propio instinto y sus gustos verdaderos, más allá de las reglas y parámetros que sea inventado en razón de reducir su cuerpo a lo más mínimo que le pudo permitir su existencia y su propia vida.

© 2020 Fernanda Cancino Espinosa. Todos los derechos reservados. Foto por Andrés Orosco.
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